El Camino de la Casa de las Antenas (I)
El Camino de la Casa de las Antenas
Parte 1: Nana de otoño en primavera
El lunes por la tarde, fuimos a pasear por el Camino de la Era. Cruzamos el puente y subimos la pronunciada cuesta que conduce a la estación de tren; pero, en vez de girar hacia la derecha (es decir, hacia la estación), echamos por el lado opuesto.
Accedimos así a una urbanización que queda apartada del pueblo, cuyos habitantes parecen tener un poder adquisitivo superior al del resto de habitantes. Desde allí, por un caminito que hay en lo alto de esa urbanización, se llega a la que yo llamo Casa de las Antenas.
No sé el nombre de esa casa, pero el Betito y yo le llamamos aixina. Se trata de una casa aislada, construida seguramente en la década de 1900, situada en ese lugar elevado, rodeada de vegetación salvaje; yo veo esa casa desde el salón de mi casa y desde que vivo aquí me llama la atención poderosamente.
A partir del momento en el que dejamos atrás la carreterita asfaltada y nos metimos por el camino de tierra, un camino desde el que se divisa toda la parte sureste de Monistrol y parte de La Bauma, empecé a sentir una comunión intensa con eso que la gente se empeña en llamar «La Naturaleza»; concretamente, con la vegetación.
El Beto parecía estar también en la misma onda – tanto es así que empezó a recoger flores silvestres (para decorar el jarrón del salón de nuestro piso) y un romero extremadamente oloroso (para cocinar un pollo al horno el día siguiente).
El momento me llevó a buscar una canción de Bridget St. John, Autumn Lullaby, en YouTube y reproducirla, sin auriculares, para que sonorizara esa escena, que pasó a ser una secuencia de esa película que podría titularse Mis momentos especiales.
¿Y por qué esa canción? Por la estrofa que dice «She shows me pine and cedar tree, / Magnolia, yew and tamarisk. / The evergeen is ever free». Es decir: «Ella [con “ella” se refiere a la figura de una señora mayor y sabia, que personifica al Verano que muere] me muestra pinos y cedros; magnolia, tejo y tamarisco». Y aquí viene un juego de palabras intraducible entre «evergreen» (perenne) y «ever free» (siempre libre): ¿lo podría traducir patilleramente como «la siempreviva es siempre libre»? Pourquoi pas?
Autumn Lullaby (Nana de otoño) es una de mis canciones predilectas de un álbum ya de por sí repleto de canciones exquisitas: Ask Me No Questions (No me hagas preguntas), publicado en 1969, obra de una cantautora inglesa poco conocida, Bridget St. John. Bridget St. John es el seudónimo de Bridget Hobbs.
La Nana de otoño menciona el parque de Primrose Hill, que se encuentra en una pequeña colina elevada unos 65 metros sobre el centro de Londres, y desde la que se tienen unas excelentes vistas de toda la ciudad. En el día del paseo por La Era de Monistrol, yo no sabía nada de Primrose Hill, y no podía ser consciente de la siguiente coincidencia: lo que inspiró a Brígida Sanjuán a escribir Autumn Lullaby fue una colina con vistas a Londres y, a su vez, un paseo por un camino elevado sobre mi pueblo fue lo que me abrió el apetito por esa canción en concreto.
No sólo eso: el verso completo dice «Octubre, de pie en Primrose Hill, sintiendo cómo el viento inspira y exhala». Y el día del paseo por La Era era también ventoso, algo grisáceo y gélido. «Observo la amable muerte del verano, que da paso al otoño», dice la canción; en el caso de nuestro paseo, era como si el invierno se estuviese despidiendo para dar paso a la primavera (el invierno cronológico hace dos semanas que quedó atrás, pero la estación florida parece aún lejos de querer consolidarse).
Las letras de doña Brígida son muy poéticas, en especial las de la Nana de otoño, y hay un verso que siempre me llamó la atención: «I shuffle with October leaves/ and worn out wings of buttleflies», que yo traduciría como: «Jugueteo con las hojas de octubre/ y con alas desvaídas de mariposa».
Cuando escucho esos versos, veo a una mujer en el salón oscuro de una casa antigua, de noche, a la tenue y trémula luz de una vela, barajando sobre una mesa de roble macizo un puñado de hojas secas y de alas de mariposa.
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Unas horas después de escribir esta entrada en mi diario, ¿qué me encuentro trasteando en Google? Una imagen de la Natura morta de les Festes d’Olot (1982), en el que –entre otras cosas– se puede ver una hoja seca y unas alas de mariposa. Ese detalle de la obra es la que preside esta entrada en mi blog. De verdad que esto no estaba en el guión, lo prometo.
El artista es Kim o Quim Domene, nacido en 1948 en Berga (según algunas fuentes) o en Olot (según otras). Me gustaría encontrar más información sobre él de la que hay en internet, pero desde luego seguiré investigando.
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