Casa de Circas
Directo en Instagram de Triana Marrash del 12 de abril de 2022. Triana, como siempre usando el filtro Oh My Face de Instagram, está tomándose algo en la terraza de un bar de la Plaza Real con su amiga Mimi. Y, tal como observa un espectador del directo de Instagram, ya va «morada.»
Triana: «Sen les coses como sen les coses. ¡¡¡Yoselííííín!!! ¡Nene! ¡Tira ya! ¡Pa la casilla [diminutivo de “casa”]! ¡Ay no! Hay cosas que hay que guardarlas para el universo ancestral secun… [secundario]. Yo amo a mi amiga ¡y es amiga! Es que yo valoro a una amiga que me dice “oye, no me saques.” De verdad, valoro a una amiga aaaaaasá; no así, aaaaasá. Las cosas asá salen mejor que las cosas así. Saps el que et vull dir? [Leyendo un comentario del directo:] “La cara no te hace justicia al cuerpo.” [Contestando al comentario:] ¡Venga, Tamara Gorro! ¡Vete a gorronear al calvo de tu ex! El otro día me comí un queso. Tate, paro el directo, ¿no, sumama? ¿Ves? Mi amiga manda en mí, porque aunque penséis que yo soy dominante, me gusta la sumisión. Así, piano, piano, del delirio, del delirio. Pero me fumaré un cigarro. De verdad, ¿por qué tengo que ser anfastrensal de les coses de?…»
Mimi: «Tía, corta el directo.»
Triana «¿Corta el directo? ¡Cortamos el directo! Las cosas del directo se quedan en el directo. Yo amo a las del directo, pero la gente no me ama a mí; la gente se ríe de mí, pero no me importa porque doy publicidada a la gente del directo. Me la pela la vida, ¿sabes? Mientras os morís, yo diré “ostia, me he muerto follándome a un morune [moruno en lenguaje inclusivo] en pleno ramadán. Chim pam pum pam-pam, bocadillo de jalufán.” ¡Tate, te lo digo! Es lo que hay. Dicho esto, me bebo un cigarrolo y os dejo, porque mi amiga es lo más. ¿Valeeee? Estoy cansada de que me echen la bronca por ser una desnutricionista ancestral de los Looney Tunes y Noriega, Luni-Tuni-Noriega...»
Mimi: «Tía, no te lo digo más, corta el directo.»
Triana: «Tates, tengo que tirar el directo porque mi amiga es astronauta de la NASA del parkour institucional de la vida. Dicho esto, me bebo esto con vosotres, con acento en la eeee, vosotreeeees... Y nos vamos para la caseeeee [“casa” en inclusivo]. Y yaaaa. Porque como nadie me quiere; me quiero yo, que es lo importante en esta vida tan circunstancial. Darme [sic] un buenas noches si es posible, si es mucho pedirlo. Si es mucho pedir, un buenas noches no cuesta walu... Walu and the fuck me [empieza a balbucear en algo que parece árabe].»
Mimi [interrumpiendo]: «¡Vamos, va, tía, corta el puto directo ya! En serio.»
Triana: «Voy.»
Mimi: «Y pal hotel, ¿eh?»
Triana [sorbiendo la pajita de su cubata]: «¿Pal hotel?»
Mimi: «Sí, sí.»
Triana: «¿Perdona?»
Mimi: «Sí.»
Triana: «¿Me estás vacilando?»
Mimi: «No, pero yo ya no salgo, tía.»
Triana: «¿No salimos? Pues llévame al tren, que me voy a follar a un moruno de mi pueblo.»
Mimi: «Corta el directo.»
Triana: «Vamos, chiquela. Chiquela parcela. Vámonos. ¡Me vas a decir tú a mí, la heterosexual esta! ¡Vamos! ¡Tate, nos vamos! Adiós.»
Continúan las andanzas de Triana Marrash por el Barrio Chino de Barcelona con su «amiga» Mimi, la noche del 12 de abril de 2022. Ambas amigues están recorriendo una calle del Barrio Chino de Barcelona, entre la Plaza Real y su destino final: una habitación de hotel en el Raval, alquilada para tener un sitio donde dormir y no quedarse tiradas en Barcelona.
Escena: calle nocturna del Barrio Chino (hoy, “modelnamente” llamado Raval o incluso Rawal). Los comercios, los transeúntes van pasando por detrás del rostro de la Marrash en primer plano [con el sempiterno filtro Oh My Face de Instagram].
Triana: «[No me sale del] coño que un negro de mierda me vaya a mí a… a molestarrrrrrr. Que vaya a cogerse cocos. ¡Ay qué miedo! Me están persi… [iba a decir “persiguiendo,” pero no termina la palabra]. ¡¡¡Uuuh!!! ¡Madre mía! Tate, ¿no podríamos hacer un parón entre polla y polla? Por favor. Al final me quedo con el frutero. ¡Al final me quedo con el frutero! ¡Frutero, dame una fruta! “Ten cuidao”, dice, si no me ha pasao na por aquí ¿me va a pasar por allá?»
Escena: Hall de un hotel de mala muerte regentado por pakistaníes; paredes pintadas de color verde manzana.
Mimi [entrando en el hotel]: «¿Me dejas tu DNI?» (o algo así).
Triana [a Mimi]: «Vale, amor. [A la audiencia:] Mi amiga me cuida y me ama.»
Moro en el “jol” del hotel: habla en árabe.
Triana [girándose hacia el moro]: «Eji habi...»
Mimi: «¡Venga va, tía!»
Triana: le lanza un sonoro besito al moro, con los morros agrandados por el filtro Oh My Face.
Moro [a Mimi, refiriéndose a Triana]: «Está loca, ¿no?»
Triana [al moro]: «¡Vete a tomar por culo, maricón!»
Moro [de nuevo a Mimi]: «Es un travolo, ¿no?»
Cambio de escena: del pasillo verde-manzana a la recepción del mini-hotel del Barrio Chino. Tras un pequeño mostrador, un recepcionista pakistaní.
Triana [transicionando desde el pasillo de entrada hasta la recepción, y dirigiéndose primero al magrebí y luego a la audiencia]: «¡Tu puta madre, pero bien que me quieres follar el coño, maricón! ¡Que te vayas a cagar! ¡Rrrramadán! ¿Me va a decir travolo cuando me quiere follar el coño, que me está persiguiendo desde hace treinta minutos? De verdad, es que la gente es tan estúpida. Yo no tengo la culpa de ser jaram para tu vida. Lo siento. A todos los moros les pongo cachondo [sic] [nos muestra el reflejo de su escultural y recauchutado cuerpo en un espejo]. De verdad… [Se dirige al empleado de recepción del hotel, que parece indio o paquistaní]: ¿Tú también eres un jaram?»
Paki: «Hola.»
Triana: «No, hola no: salam.»
Paki: «No soy musulmán.»
Triana: «¿Ah no eres…? ¡Ah, mejor! A mí me gusta la gente inmusulmana, porque muchos van de musulmanes pero me quieren follar el chochete operado.»
Mimi [desesperada]: «¡Por favor te lo pido, por favor te lo pido!»
Triana: «¡Que no pasa nada! La cultura es la cultura. De verdad.»
Ahora viene el trozo de «discusión con su amiga rata por 35€ de mierda.» (El siguiente fragmento del direxto se subió a modo de spin-off a YouTube con el título Triana LaMarrash y su amiga rata discutiendo por 35€. Vamos allá):
Escena: seguimos en la recepción del hotel.
Triana: ¿Cuánto vale la habitación?
Mimi + Paki de Recepción (al unísono): Setenta.
Mimi: La he pagado yo, tía.
Triana: No, pero no, pero vamos a ir a tomar algo las dos, ¿no?
Mimi: Pero, ¿me vas a dar la mitad?
Triana: Claro que te voy a dar la mitad, pero vamos a tomar algo, ¿no?
Mimi: Dame la mitad primero.
Triana: ¿Pero vamos a ir a tomar algo?
Mimi: ¡¡¡Sííííí, dame la mitaaaad!!!
Triana: Voy, pero vamos a tomar algo, tía.
Mimi: Sí, pero dámelo, porfa.
Triana: ¡Que ya te los doy, hija! De verdad... Aquestes coses de Catalunyaaaaaa... De verdad, ¿no puede venir una malagueña que me coma el chocho?
Mimi (desde la puerta): ¡Venga! ¡Te estoy esperando!
Triana: Estoy esperando yo a que me den mi documentación cambiada de heterosex...
Mimi (interrumpiendo): Ya te la han dado.
Triana: No me la han dado. ¡No me la han dado!
Paki: No, no, ya tene deneí.
Triana: Ah, perdona, tate.
Triana (dentro del ascensor): Las cosas son las cosas. Ahora dejo el i-Phone, pero ¿vamos a beber y me quito el móvil?
Mimi: Sí, pero me das los treinta y cinco euros.
Triana: ¡Que ahora te los doy, tía!
Mimi: Ya sabes que cuando estás conmigo no me mola que hagas directos y los estás haciendo todo el rato, tía. O sea, no lo entiendo el rollo, porque pa quedar conmigo, tía, mejor quédate en tu habitación haciendo directos, hermana. Por que pa hacerlos aquí, mira estoy yo pa...
Triana: ¡¡¡Eeeeeeeaeaeaeaeaeaaaaa!!!... Esta vida es... suscriptora... ¿Si no me das de beber, pa qué me das de beber si sabes cómo me pongo?
En el pasillo:
Triana: ¿Nos han dao la habitación de siempre?
Mimi: No.
Triana: ¿Qué nos han dao, una de pakis?
...Entran en la habitación:
Triana (en la puerta): ¡Ahora te los doy, hija de mi vida, parece que te vayas a morir por treinta y cinco euros!
Triana (tumbada en la cama, mirando al móvil): Bueno, amores, tengo que dejar el directo, porque ante todo estoy con una amisssstaaad-deeee y la quiero y la aprecio y me la voy a follar esta noche. ¿Estamos o no estamos, hermana? Y ya está. Semos lo que semos y seremos lo que seremos, pero mi amiga me quiere. Y si no me quiere... [gruñido] + [gruñido].
Triana (adopta entonación de niña): ¿Quién me quiere más? ¿Quién me quiere a mí?
Mimi: Oye.
Triana: ¡Hija de mi vida, toma los treinta y cinco euros!
Mimi: Que no, que cortes el directo, tía.
Triana: Vale, pero ¿puedo decir a mis seguidores quién me quiere más?, ¿quién me quiere?, simplemente. [Adopta el tono gangoso-catalán] ¿Puedo decir quién me quiere?, ¡que estoy sola en esta vida suscunstuncial de la vida de los astronautas, que yo vengo de los ovnis, de los matrefáricos, de les coses de la vida de les cosas? [Otra vez, entonación infantil]: ¿Quién me quiere a mí? ¿Nadie me quiere? [Ahora cambia al tono andaluz] ¡Pues me quiero yo, con to mi coño! Mientras me quiera yo, mientras me acepte yo, mientras me toque yo, me pongo loh deoh y me los chupo. Y me los huelo. ¡Con to mi coño! Te lo digo... O sea... [Gangoso-catalán de nuevo]: A ver que no estoy soooooleeees, que no estem sooooleees, que les cooooses son les cooooooses. [Lee un comentario de Instagram]: «Ella sólo quiere tus 35 euros», ¡me la pela porque ella ha pagado por las dos y yo tengo que ser fiel y por mucho que ella quiera lo que quiera le tengo que dar sus treinta y cinco mierdas de euros. [Gangoso-catalán]: Perquè somsss el que somssss i visca Quetelunye i les quetelans i som el que som. [Tono choni]: ¿Valeeee? ¿Eeeeh? [Ahora se dirige a la amiga rata]: Pero, tata, ¿me quieres?
Mimi: Cuando vas así, no.
Triana: [silencio dramático] Pues entonces no te los doy. [Risilla] Tate, dejo el directo, ¿vale?, ¿pero vamos a ir a beber?
Mimi: Deja el directo, dame los 35 euros y... es que a este paso, tía, me estoy sobando ya, o sea... Me puedo poner a hacer un directo yo también, si quieres.
Triana: Pues póntelo a hacer.
Mimi: ¡Pues no, tía!
Triana: ¿Vamos a ir a beber o no vamos a ir a beber? Que sabes que cuando no estoy en directo sabes cómo soy.
Mimi: Bueno, pues sí, pues dame mi dinero. ¡Quiero mi dinero, tío!, eso pa empezar, y ya luego nos vamos a beber o donde a ti te salga de la punta del coño, me da igual.
Triana [dirigiéndose a sus followers]: Pues nada, chiques, es que estoy con una catalana, me pensaba que estaba con una malagueña. ¡Nenes!, me piro vampiro, contra más y me chivo [y se toca el toto]. Os quiero [lanza un beso a la cámara].
«El vídeo en directo ha finalizado.»
Volvamos a ocho años atrás…
Capítulo 1.
Wi-fi activado
¿Alguien se acuerda de los swaggers? Los swaggers fueron una pretendida «tribu urbana» (cómo odio estas palabras y ese concepto) que se intentó crear artificialmente en la temporada 2014-2015. Resumiendo, y para quien no estuviera al tanto de esa moda en ese momento, los swaggers serían como una especie de quillos de clase media (con bastante influencia de la moda hip-hopera. Al lado de los canis de ahora, los swags parecían pijos de la Moraleja.
Lo swag fue una moda eminentemente barcelonesa: en Madrid se intentó, pero todavía había (y hay) una conciencia nacional que sirve de dique de contención contra este tipo de chorradas. En la secularizada y «cosmopolita» (léase apátrida) ciudad condal, estos engendros de laboratorio calan más entre las clases populares que en otras ciudades españolas.
De manera que, allá por el otoño de 2014, un nutrido grupo de jóvenes nacidos en el quicio de los siglos XX y XXI se empezaron a reunir en las puertas del Apple Store de la Plaza de Cataluña.
Jóvenes, casi niños (y sin el «casi»), de entre trece y dieciocho años, de ambos sexos, se apostaban con actitud desafiante y vestimenta llamativa, en la confluencia de la Plaza Cataluña con el Paseo de Gracia. Si leemos los artículos de prensa que en la época trataron este fenómeno, pensaremos que a cierto sector poblacional de una edad y una clase social parecida les dio por hacer algo en común, en el mismo lugar, al mismo tiempo.
Pero los conspiranoicos sospechamos de todo, porque sabemos que la sombra de la ingeniería social es alargada. Detrás de estos movimientos sociales suele haber estudios de mercado, sociológicos, demográficos, de todo. A nadie se le da espacio en prensa y televisión a cambio de nada.
A tenor de la brevedad del asunto, el fenómeno swag debió de ser poco útil. Se finiquitó pronto; año y medio, como mucho. Si es que alguna vez llegó a existir realmente, por supuesto…
*
Y, como no podía faltar en la era de las redes, alguien decidió inmortalizar a estos swaggers en un vídeo de YouTube. A finales de 2014, se subió un vídeo a YouTube titulado Canis y swaggers en la puerta del Apple Store. Su descripción dice: «Adolescentes con una imagen cuidada hasta el último detalle se citan al lado del Apple Store, pasan la tarde allí, no entran nunca, ni siquiera usan Apple, pero se reúnen en torno al edificio de Apple, a escuchar música, hacerse selfies, ligar entre ellos o por Facebook, y a exhibirse ante el resto de transeúntes que pasan de largo escandalizados».
¿Escandalizados? Más bien parecen indiferentes. Como en todo movimiento adolescente que se precie, no faltan los treintañeros y los cuarentones que se dicen «fascinados» (palabra gastada donde las haya) con la nueva tribu urbana que surge de una forma supuestamente espontánea.
En este caso, fue un fotógrafo con cara de «sojas» abofeteable que, en vez de su apellido, usaba la inicial del mismo, después de su nombre de pila (Ramiro; lo del nombre y la inicial era una moda entre los indies de los años 90: Dominique A., Ana D., etc.). Ese «bebesojas», además de firmar una serie de fotografías sobre ese grupo de adolescentes, fue entrevistado en el mencionado vídeo de YouTube, en el que suelta una «perla» como esta: «La nueva espiritualidad es el wifi gratis.» La puyita a la espiritualidad que no falte.
«Las Apple Stores —remata el fotógrafo— hacen el papel que antes hacían las iglesias, como lugar de reunión, pero también como lugar de culto y estos jóvenes son sus feligreses».
¡Toma castaña!
Por cierto, el artículo que acompaña a ese vídeo de YouTube se publicó precisamente el día en el que nuestra protagonista, la Marrash, cumplía su mayoría de edad. Pero no adelantemos acontecimientos todavía…


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