La corrupción de Chris Miller. Biografía de una película

Marisol y Jean Seberg durante el rodaje de La corrupción de Chris Miller.



 «When I saw this films I wrote in my notebook “Marisol - I have to write and find about it - why did I scream your name?” It still haunts me. I need to rewatch and get inspired for drawing, writing» - Charalampos Tzanakis.



Este es el comentario que dejó el poeta y dibujante griego Charalampos Tzanakis en mi publicación en Instagram sobre La corrupción de Chris Miller: una curiosa película española de 1972, con aires internacionales, a la que en el mercado anglosajón se cataloga como un giallo.

Ese día, exactamente el 9 de julio de 2023, decidí escribir la biografía de una película.



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1. ¿Qué?


Esta película parece que se ideó y se construyó, desde el principio, alrededor de la figura de Marisol. La exniña prodigio española por excelencia planeaba un cambio de imagen en su vida. De hecho, una palabra que resume perfectamente a la Marisol de aquellos años es «metamorfosis.»

Y es que para hablar de La corrupción de Chris Miller es obligatorio explicar la situación personal de Pepa Flores «Marisol» en aquel momento. En mayo de 1969, Marisol se había casado con Carlos Goyanes, hijo del que fuera su «descubridor», el productor cinematográfico Manuel J. Goyanes; casi al mismo tiempo, la que había sido la estrella más taquillera de España dejó el cine. Los rumores de una mala relación entre los esposos había perseguido al matrimonio Marisol-Goyanes casi desde el mismo día de su boda. Y en la primavera de 1972 eran ya muy insistentes.

En marzo del 72, se emitió por Televisión Española uno de esos «especiales» que el famoso realizador televisivo Valerio Lazarov, nacido en Rumanía, dedicaba a las estrellas más populares de España, titulados 360 grados alrededor de… En el capítulo 360 grados alrededor de Marisol, la malagueña cantó una canción sin duda significativa, cuyo estribillo decía «no me quiero casar.»

Tres meses más tarde, la separación entre Marisol y Carlos Goyanes se hizo pública. Varios periodistas del corazón informaron sobre el día de San Juan de 1972 que el matrimonio vivía separado desde el día 14 de ese mes. Marisol se «refugió» entonces en Marbella, donde regentaba un club nocturno y una boutique [1]. Otras informaciones indican que Marisol se fue a vivir a la casa de su madre en Málaga o bien (según el documental Las edades de Pepa Flores) que fue en casa de una amiga donde la actriz buscó refugio.

Las edades de Pepa Flores dice algo interesante, refiriéndose a esa etapa: «Marisol se refugia en casa de una amiga. Se ha quedado sin nada, no tiene ni dónde vivir. Son malos tiempos, muy malos. Tiene muchas pesadillas. El pensamiento de la muerte le atrapa y empieza a sentirse atraída por lo esotérico» [2]. «Atraída por lo esotérico»… interesante. Según el documental, en esa época Marisol empezó a obsesionarse con su metamorfosis y con eliminar de su vida profesional el apellido Goyanes. Me llama la atención especialmente ese interés por lo esotérico (en algunas fotos por esos años se la verá con una mano de Fátima colgada del cuello).

La ruptura con su pasado fue tan grande que Marisol, incluso, aceptó posar desnuda para el fotógrafo César Lucas. A pesar de que la censura impedía que esas imágenes circularan en España, en nuestro país se tuvo noticia de ellas desde el primer momento. Ya a principios de mayo, un periódico decía: «Marisol se ha sometido a una sesión fotográfica con el conocido fotógrafo madrileño César Lucas. Parece que las fotos no las veremos nunca en España, por razones de censura. Están destinadas a la revista Playboy, que como ustedes saben resulta un tanto escabrosa para ciertas mentalidades» [3]. Amilibia se preguntaba en su columna para el diario Pueblo: «¿ha tenido algo que ver en la ruptura definitiva la historia de esas fotos que, al parecer, hizo César Lucas a Marisol con destino a una revista americana? Todo es posible.»[4]

Desde luego, algo extraño le estaba ocurriendo a Marisol.



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2. ¿Quién?


2.1. Santiago Moncada


La corrupción de Chris Miller quedaría como el símbolo de la metamorfosis de Marisol.

Como decíamos, esta película parece un proyecto construido alrededor de Marisol y su gran cambio, pero ¿qué estuvo antes, la idea del productor Javier Armet o el guión de Santiago Moncada? ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Lo poco que sabemos seguro es que el argumento original de Moncada se tituló Y. Y. o Doble y y que, actualmente, una copia de ese documento se conserva en los archivos de la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, concretamente en la Sala Recoletos. En el registro del argumento primigenio de La corrupción de Chris Miller consta la fecha de 1971 y el título Doble y griega [5].

Santiago Moncada, nacido en 1926 o 1928, a principios de los setenta estaba en la cresta de la ola. En ese año 71, Moncada estaba teniendo un gran éxito con su obra teatral Juegos de medianoche, que en junio había alcanzado las cien representaciones en el teatro Arlequín de Madrid. Moncada trabajaba para el cine al menos desde 1965, aunque no había escrito ningún guión importante hasta que, en el año 70, se rodara La última señora Anderson, un giallo hispano-italiano dirigido por Eugenio Martín y que contó con el protagonismo de la exestrella de Hollywood Carroll Baker.

Moncada también colaboró en el guión de Un hacha para la luna de miel, otra coproducción franco-italiana de género giallo que dirigió nada menos que Mario Bava en 1969. Sobre Moncada, Juan José Porto escribiría: «personalmente, lo considero un hombre muy hábil, que conoce a fondo su oficio, y con gran habilidad para la construcción de historias más o menos truculentas, más o menos efectistas. Y, sin embargo, Moncada, a nivel industrial, debe ser considerado, indudablemente, como uno de los más preparados en su oficio.» [6]

En resumen, Moncada ofrecía morbo en un momento en el que en España la censura existía de forma clara y explícita (ahora la hay, pero subrepticia y rastreramente).



2.2. J. A. Bardem


A principios de julio, ya estaba confirmado que Marisol volvería al cine, después de tres años de inactividad en el medio, y que el director que se encargaría de su retorno sería Juan Antonio Bardem.

En la columna La semana cinematográfica, de Juan José Porto (crítico de cine que después dirigiría varios éxitos de taquilla, como El último guateque), del 4 de julio, se lee: «Bardem dirigirá a Marisol». A principios de los setenta, cuando decían Bardem, a secas, el periodista se refería siempre a Juan Antonio, tío del hoy famosísimo Javier Bardem. Y hablar de Juan Antonio Bardem era, en aquel entonces, hablar de renovación y cambio en el cine español.

A pesar de eso, el nombre de Juan Antonio Bardem estuvo ligado siempre a ciertos círculos de poder, desde su militancia en Falange en los años treinta hasta su cercanía a los «padres de la democracia» en España en los setenta.


2.3. Jean Seberg


Para el papel de Ruth Miller, la madrastra de Chris, leemos en una Semana Cinematográfica de Juan José Porto que la primera candidata fue Anne Bancroft [7]. La intención de productores, guionistas y director era la de, en palabras de Porto, «hacer un cine auténticamente internacional»; por lo tanto, además del rodaje en inglés, la película necesitaba de rostros extranjeros, a poder ser anglosajones.

El papel de Ruth Miller fue a parar a Jean Seberg, que –según informaba el diario Pueblo del 10 de agosto– abandonó su casa en Mallorca para viajar hasta tierras cántabras y ponerse a las órdenes de Juan Antonio Bardem.

En aquellos momentos, la Seberg vivía en Mallorca con su hijo Diego Gary (fruto de su matrimonio con el escritor francés, de origen ruso, Romain Gary, que también vivía entonces en la isla) y su nuevo marido, el director de cine, también francés, Denis Berry. ¡Ah!, y con su doncella vietnamita, Dhuong.

Jean viajó a Comillas (donde, en otra coincidencia que no es tal, se había rodado La residencia tres años atrás) y se encontró con su personaje, una «madrastra mala, diabólica, que le satisface matar» [8]. Para la actriz ése era «un papel diferente a todo lo anterior. Y por ello me divierte más». El diario Pueblo estaba entonces en su trigésimo tercer año de publicación, exactamente los mismos que cumpliría la actriz en ese año, 1972. Y a los treinta y tres años, a Jean Seberg se le preguntaba si le dolía el paso de los años. «A mí al menos, no demasiado» contestó, elegante, la franco-norteamericana.

Según Played Out, la biografía de Jean Seberg escrita por David Richards, la actriz aceptó el papel de Ruth Miller en La corrupción de Chris Miller solamente «para llenar sus arcas» [9]. Y asegura que «ni ella ni [Dennis] Berry tenían al guión en mucha estima, que se centraba en un ménâge à trois de mal gusto: una diseñadora de modas londinense de éxito (Jean), su neurótica hijastra (Marisol) y el hippy cachondo (Barry Stokes) al que [ALERTA SPOILER] asesinan en una noche particularmente tenebrosa».

Pero es lógico que el tal David Richards no tenga en mucha estima ni el cine español ni la cultura española en general. La ignorancia es atrevida. Y la ignorancia «anglo», más todavía.


2.4. Barry Stokes





Cuando la película aún estaba en fase de proyecto, el principal papel masculino estaba previsto para Chris Mitchum, pero el hijo de Robert se cayó del proyecto (oficialmente, por ser demasiado joven para interpretar al personaje [10]) y después se barajó el nombre de Malcolm McDowell, entonces muy en boga al haber actuado recientemente en la polémica Naranja mecánica de Kubrick. Pero la producción tampoco pudo contar con él y, finalmente, llegó al proyecto un actor joven y poco conocido, pero inglés: Barry Stokes.

Barry Stokes es el intérprete menos conocido de los que integran el trío protagonista de La corrupción de Chris Miller. Y, verdaderamente, poco se sabe de este actor. De lo poco que hemos averiguado de él es que, pocas semanas después del rodaje de Chris Miller, Stokes estuvo involucrado en un proyecto que no llegó a filmarse: La dulce agonía del siglo XX, una producción de José Frade que tenía que dirigir Eloy de la Iglesia (y los coprotagonistas tenían que haber sido Monica Vitti y Miguel Bosé) [11]. ¡Eso hubiese sido interesante!

La falta de información en la red justifica que nos detengamos un poco más sobre él. Barry fue entrevistado por Maruja Torres un día de julio del 72, cuando el actor británico estuvo de paso en Barcelona para hacer las pruebas de vestuario de Chris Miller. «Cuando salgan estas líneas a la calle, [Barry] habrá regresado [a Barcelona] para incorporarse al rodaje. Barry, que es un tipo simpático, tirando a ingenuo, accedió a explicar un poco quién es» [12].

Y él se definió así: «Estudié durante tres años en la Center School of Speech and Drama, de Londres. Luego hice dos episodios de una serie de televisión, de ciencia-ficción, que se llamaba UFO. A continuación actué como protagonista en otras dos series, El intruso y Los días escolares de Tom Brown».

«¿En teatro? Bueno, he sido actor principal en una pieza de E. A. Whitehead, un dramaturgo muy de moda actualmente en Inglaterra, el autor de Alpha Beta. Y he realizado también una gira por Gran Bretaña, con Eat the Cake… and Take It. En cine he hecho poca cosa».

Barry parecía no haber oído hablar nunca de Marisol, pero sí decía que estaba «impresionado» de poder trabajar a las órdenes de Juan Antonio Bardem y al lado de Jean Seberg. Del cineasta español, no había visto aún ninguna película, pero le habían hablado muy bien de él en Londres. Y en cuanto a Jean Seberg, «la he visto en algún film, aunque ahora no me acuerdo de títulos» [13].

La entrevista a Barry Stokes se publicó en el Fotogramas del 4 de agosto del 72 bajo el título Un tarzán para Marisol.


2.5. Javier Armet


El productor que se hizo cargo del proyecto Chris Miller fue un personaje curioso y enigmático: Javier Armet. Francisco Javier Armet Xiol nació en Barcelona el primero de agosto de 1927, en el seno de una familia aristocrática; Javier era nieto de la condesa de Carlet y Castellá e hijo del jugador de fútbol Francisco Armet de Castellví. La mamá de Javier fue Josefa Xiol Vilaró, que podría haber estado emparentada con el director de cine Juan Xiol Marchal.

En los años cincuenta, Javier Armet intentó una carrera en el cine como galán, pero fracasó estrepitosamente. Quince años más tarde, nadie sabe cómo, el mismo Javier Armet reapareció como productor de cine. El director y productor Antonio Isasi-Isasmendi explica en sus memorias: «un nuevo misterio de ésos de los que hablo tanto aquí, había convertido a Javier Armet, mediocre actor en aquella película de Rovira-Beleta, Once pares de botas [1954], en un potente productor capaz de asumir proyectos como aquel de La corrupción de Chris Miller, dirigida por Bardem, a cuyo frente estaba Marisol junto a Jean Seberg, que se rodaba en nuestros estudios» [14].

Antes, Armet había puesto ya en marcha la película La residencia de Chicho Ibáñez Serrador, allá por el año 68, aunque finalmente «desapareció del equipo de producción o vendió sus derechos» [15], según Juan José Porto. La residencia merece esta consideración en la Guía del vídeo-cine de Carlos Aguilar: «un film de terror que visto hoy [finales de los noventa] no es más que mera pornografía soterrada, una acumulación de perversiones que buscaron la excusa “gótica” para ser autorizadas por la siempre morbosa censura» [16]. Algo (o mucho) de eso hay también en La corrupción de Chris Miller, como se nos avisa ya desde el propio título.

Bien, pues creo que no es casual que Javier Armet también estuviera detrás del proyecto de La corrupción de Chris Miller. De hecho, sin saber que Armet había estado involucrado en ambas películas, escribí en mis notas: «Jean Seberg en La corrupción de Chris Miller = Lilli Palmer en La residencia.» Ambos personajes tienen bastante en común, creo yo. Ambas actrices están soberbias interpretando a sendas mujeres de mediana edad en sendas posiciones autoritarias que apenas pueden reprimir sus desbordantes deseos sexuales (a menudo, lésbicos). Y es que, en esa época, primeros de los setenta, las teorías freudianas todavía eran tomadas en serio. Es más: el argumento de Chris Miller se construye en base a una idea freudiana.

Y es que, además, ambas películas compartieron dos escenarios: Comillas y el Palacio de los Hornillos, ambos en Cantabria.



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3. ¿Dónde?


El palacete donde se rodó tanto La corrupción de Chris Miller como La residencia y también, muchos años después, Los otros y El viaje de Carol se conoce como Palacio de Los Hornillos y está situado en Las Fraguas, una pedanía del municipio montañés de Arenas de Iguña [17].

Su estilo inglés no engaña: el arquitecto que diseñó el palacio fue Ralph Selden Wornum, nacido en Londres en 1847, hijo a su vez de Ralph Nicholson Wornum. El edificio se enmarca dentro del estilo neogótico o el llamado «pintoresquismo inglés» y fue erigido entre los años 1897 y 1904 (gracias, Wikipedia) [18].

El palacio fue un encargo de Mariano Fernández de Henestrosa y Ortiz de Mioño, duque de Santo Mauro, nacido en 1858. Durante el período de construcción del palacio de Hornillos, Mariano Fernández fue sucesivamente alcalde de Madrid (julio de 1900 - marzo de 1901) y «jefe de palacio» (sea lo que sea eso) del rey Alfonso XIII, que había sido coronado en 1902, a los dieciséis años de edad.

Una de las hijas de Mariano, doña María Fernández de Henestrosa y Salabert (1903-1990) heredó el título de II Condesa de San Martín de Hoyos y también heredó la propiedad del palacio. Al menos, cuando se rodó Chris Miller, ella era la propietaria de los terrenos [19].

En la película también puede verse a Barry Stokes bajándose del tren en el apeadero de Santa Cruz de Iguña, todavía en uso [20].

Los interiores de La corrupción de Chris Miller se filmaron en los estudios de Antonio Isasi en Barcelona, aunque algunas fuentes sostienen que esas escenas se rodaron en Esplugas City, que fueron finiquitados el 15 de agosto, precisamente del año 72.



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4. ¿Cuándo?


Las primeras noticias de lo que acabaría siendo La corrupción de Chris Miller empiezan a aparecer en la prensa española en el mes de junio de 1972. El 12 de junio de ese mes, un periódico de Granada decía: «Marisol volverá al cine como protagonista de una película de Juan Antonio Bardem, posiblemente» [21]. Es imposible hablar de Chris Miller sin tratar la separación matrimonial de Marisol y Carlos Goyanes y es que en las notas de prensa de esas semanas, el rodaje y el «divorcio» (que no estaba aún reconocido en la legislación española) se mencionaban casi siempre a la vez.

El segundo título provisional de esta película, tras Y. Y. o Doble Y, fue La verdad tiene un cierto color verde. La película se empezó a rodar, según parece, el lunes 7 de agosto, en el palacio de los Hornillos. Lola Ester publicó una noticia en el Aragón Exprés del día 26 que sugería algo extraño en la relación Marisol-Goyanes: «hasta allí [Cantabria], desde Barcelona, la acompañó [a Marisol] Carlos Goyanes, su marido, perdón su ex-marido, o su casi ex marido. Esto es un lío, porque ¿están separados, no? bueno legalmente, creo que no. ¿O sí? Ustedes perdonen. No me aclaro. El caso es que Carlos Goyanes acompañó a Pepa Flores hasta Santander. Vale» [22].

Las primeras secuencias en rodarse fueron las de exteriores, que se fotografiaron en los terrenos del señor Duarte en Comillas y en el palacio de la condesa de San Martín de Hoyos, en Arenas de Iguña.

Una de las dos biografías de Marisol que yo conozco, Marisol de José Aguilar y Miguel Losada, afirma que «el 22 de agosto se suspendió la filmación en Santander, con lo que la Seberg se acabó marchando fuera del país» [23], pero eso no parece ser así; en todo caso, si Jean Seberg se marchó del país, volvió al cabo de poco tiempo, pues hay multitud de artículos de prensa que confirman que la actriz norteamericana se encontraba bien entrado el mes de septiembre todavía en España.

La Seberg, durante sus meses en la España peninsular, tuvo tiempo de conocer (muy a fondo, al parecer) al joven director de cine Ricardo Franco, relación que sirvió como inspiración al cineasta, muchos años después, para realizar su película Lágrimas negras. Durante el rodaje de Lágrimas negras, Ricardo Franco falleció (1998) y fue sutituido por Fernando Bauluz. En el reparto de Lágrimas negras encontramos los nombres de Ariadna Gil, Ana Risueño, Fele Martínez, Elena Anaya, Elvira Mínguez y la veterana Concha Gregori, actriz de algunas undergroundeces de los años sesenta y de algunas películas populares de «la Transi». En realidad, ambos se habían conocido a principios de 1971, en Madrid, durante el rodaje de Matar en España.

Jean Seberg viajó a España acompañada por su marido Dennis Berry y Celia. Según Richards, «la experiencia fue más desagradable de lo que esperaban; la película no sólo era intrínsecamente mala, sino que Bardem quiso envejecer a Jean para que la relación de su personaje con el de Marisol fuera creíble. Al ver el copión, Jean se molestó por lo que creía que eran unas imágenes poco favorecedoras para ella. Y Dennis le dio la razón. No pasó mucho tiempo hasta que las discusiones y los reproches resonaron en el plató de rodaje» [24]. Dennis Berry consideró que trataron a su mujer «como a una mierda.»

Por lo menos, el salario que Jean percibió por su trabajo en La corrupción de Chris Miller le permitió comprarse un piso en París.



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5. ¿Cómo?


El documental de RTVE Las edades de Pepa Flores, casi al principio, lleva una frase que suena como de película de terror: «Hay cosas sobre las que no se tiene un recuerdo totalmente nítido, porque cuando suceden no nos damos cuenta de su trascendencia. El día que apareció aquel cochazo negro en la puerta del corralón era un día como los demás. Pepita jugaba en la calle como siempre, a nada en concreto, a correr y gritar; un día, la llamó su padre, un señor con traje le sujetó levemente la barbilla para verle completa la cara y dijo: “La chiquilla es guapa.” Su padre bajó la cabeza hasta detrás de su oreja y susurró recogiéndole un mechón suelto del pelo: “Pepita, enséñale a este señor lo que es cantar.” Y Pepita, como en tantas otras ocasiones, se lanzó en medio de la calle y organizó el espectáculo de casi todos los días, seguida por media docena de chicos y chicas que bailaban cada uno a su aire y como Dios les dio entender. Nadie se dio cuenta de lo que estaba a punto de pasar, sólo su abuela, que repetía: “Mi niña... mi niña...”.» [25]

Francisco Galván Florido tenía una carpintería en Casarabonela y, además, «no paró hasta comprar lo que luego sería el Teatro-Cine Moderno.» [26] Ana y Francisco, hijos de Galván Florido, aparecen entrevistados en Las edades de Pepa Flores. En ese teatro-cine hizo su debú la pequeña Marisol. Francisco Galván recuerda que Juan Flores, el padre de Pepa, trabajaba entonces en una tienda (Los Guerreros de Las Peñas), en el Pasillo de Santa Isabel, e hizo amistad con Miguel Florido, de Casarabonela, que era también amigo de los Galván. Los Flores vinieron a pasar un día a Casarabonela (c. 1955-1956), encaminándola ya hacia el mundo del espectáculo. Y, efectivamente, como era muy graciosa y muy mona, se subió al escenario. Marisol recordaría años después que interpretó España cañí, un pasodoble.

Luego, Pepita fue la integrante más joven de los Coros y Danzas de Málaga, con los que llegó a actuar en Madrid, en el Tetro Cervantes, siendo aún muy pequeña. Ya por aquél entonces, le pedían autógrafos e incluso fue presentada ante el embajador de Nicaragua en España, que le regaló mil pesetas. En una nueva actuación nacional, en el Santiago Bernabeu, fue invitada para asistir días después a Cabalgata fin de semana , un programa de radio con Bobby Deglané, muy escuchado. Pepita también actuó en La Voz de Madrid.

Y, en mayo de 1959, fue cuando se produjo el gran descubrimiento por parte de Manuel José Goyanes (1913-1983). Bueno, de hecho fue su hija Mari Carmen quien la vio en la pequeña pantalla y avisó a su padre Manuel. Éste se puso en contacto con la familia Flores desde su chalé de veraneo en Torremolinos y el resto es historia.

En 1966, cuando Marisol tenía ya los dieciocho años, se hizo pública la relación que mantenía con Carlos Goyanes, el hijo de su descubridor y mánager. La boda se celebró el 16 de mayo de 1969 «y con ella el principio del fin», según se dice en ese documental que hemos citado tanto, Las edades de Pepa Flores.



[1] "Desde el día 14: Marisol y Carlos separados." Aragón Exprés, Zaragoza, 24 de junio de 1972, p. 7.

[2] Alberto Zapata: Las edades de Pepa Flores, documental emitido por RTVE, 2001.

[3] Libertad, año XLI, nº 10.460. Valladolid, 6 de mayo de 1972, pág. 18.

[4] Amilibia: "Indiscreto." Pueblo, año XXXIII, nº 10.202. Madrid, 19 de junio de 1972, pág. 12.

[5] Signatura T/50516.

[6] Juan José Porto "La semana cinematográfica. Bardem dirigirá a Marisol". La Libertad, año XLI , nº 10.510, Valladolid, 4 de julio de 1972, p. 6.

[7] Juan José Porto: «La Semana cinematográfica.» Mediterráneo, año XXXV, nº 10.479. Castellón de la Plana, 23 de julio de 1972, pág. 9.

[8] M. F. M.: "Jean Seberg contra la rutina." Pueblo, año XXXIII, nº 10.247. Madrid, 10 de agosto de 1972, pág. 10.

[9] Richards, David: Played Out. Random House, Nueva York, 1981, p. 300.

[10] Porto: 4 de julio de 1972, ibídem.

[11] Helman: "En rodaje." La Estafeta Literaria, nº 501. Madrid, octubre de 1972, p. 30.

[12] Maruja Torres: «Barry Stokes. Un tarzán para Marisol». Fotogramas, año XXVII, nº 1.242. Barcelona, 4 de agosto de 1972, p. 37.

[13] Maruja Torres: ibídem, p. 37.

[14] Antonio Isasi-Isasmendi: Memorias tras la cámara. Cincuenta años de un cine español, Editorial Ocho y Medio, Madrid, 2004, p. 302.

[15] Porto: 4 de julio de 1972, ibídem.

[16] Carlos Aguilar: Guía del vídeo-cine [7ª edición ampliada]Cátedra, Madrid, 2000, p. 892.

[17] https://www.cantabriarural.com/lugares-de-interes/palacio-de-los-hornillos.html

[18] https://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_de_los_Hornillos

[19] «Marisol, nueva película.» ABC, Sevilla, 4 de agosto de 1972, pp. 48-49.

[20] https://patrimonio.coacan.es/estacion-santa-cruz-de-iguna/

[21] La Hoja del Lunes, año XXXVI, nº 1.821. Granada, 12 de junio de 1972, p. 4.

[22] Lola Ester: «Show semanal». Aragón Exprés, año III. Zaragoza, 26 de agosto de 1972, p. 19.

[23] Aguilar y Losada: 2008, pág. 76.

[24] Richards: p. 300.

[25] Alberto Zapata: ibídem, 2001.

[26] Alberto Zapata: ibídem, 2001.

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